martes, 31 de agosto de 2010

F Cabrera y los Buenos Muchachos

Pocos son los músicos nacionales que tienen en su historial tantas participaciones en otros discos como Fernando Cabrera, el maestro a tocado y grabado con todos, desde Masliah, Darnauchans, Mateo, Drexler, Liliana Herrero, Bersuit , La Tabare, y la lista es muy larga para nombrarlos , no hace mucho junto a la gente de Buenos Muchachos participa en un show haciendo Partes del campo ll, aqui unos videos y una version de Por ejemplo con la voz tan particular de Pedro Dalton.

Partes del campo



Por ejemplo

lunes, 30 de agosto de 2010

La huella de Montevideo


Desde hace un tiempo Fernando Cabrera viene presentando en sus shows "La huella de Montevideo", canción inédita hasta el momento y que cuenta con un poco de historia y de humor en sus estrofas, dejamos el video con la propia explicación de Cabrera y algo de información para entender un poco mas el tema.




Cuatro motivos para acordarse de un hombre sin ningun relieve.
Uno.
El Capitan Pedro Gronardo era práctico del Río de la Plata aún antes de fundarse la ciudad de Montevideo. Durante años recorrió con sus embarcaciones nuestro río, al que conocía palmo a palmo. Era natural de Buenos Aires, donde residía, y andaba con frecuencia por nuestras costas porque acostumbraba embarcar cueros vacunos en la desembocadura del Santa Lucía, por cuenta de exportadores porteños. Un día de 1723 navegaba como tantas veces por el Río de la Plata, cuando, al cruzar por frente a la bahía de Montevideo, descubrió en tierra algo desusado; sobre aquella península que el sabía deshabitada, se veian unos hombres que iban y venian atareados. Y amarradas contra la orilla, algunas naves con sus velas arriadas. Gronardo quiso indagar que era aquello. Arrimó su embarcación a la costa y comprobó que se trataba de tropa portuguesa allí acampada. Regresó a Buenos Aires con la novedad, sin sospechar las enormes derivaciones históricas que tendría su aviso: acababa de precipitar la fundación de Montevideo. En efecto, Zabala, enterado de la presencia portuguesa en nuestra península, ya no pudo desoir mas el insistente mandato que desde hacía meses recibía del Rey de España, Felipe V, para que fundara en aquel punto una ciudad, en previsión, precisamente, de nuevas incursiones lusitanas. Así que dispuso rapidamente el envío de una fuerza militar considerable, ante cuya proximidad el intruso portugués se retiró sin disparar un solo tiro. Zabala fundó entonces, por fin, Montevideo. Y lo hizo acuciado por el aviso del marino.
Dos.
Meses despues, este capitán Gronardo, aparece radicado en la nueva ciudad recien establecida. Sin perjuicio de seguir desempeñándose como práctico de río, Gronardo se instala en Montevideo y abre una pulpería, la primera con la que contó nuestra ciudad y la única con la que contara por algun tiempo. De este modo, el capitán vuelve a hacerse recordable por inaugurar entre nosotros la pródiga raza de los pulperos, bolicheros y afines, de la que viene a ser algo así como el fundador, patrono o piedra fundamental. Y para establecerse con esta pulpería, Gronardo se asocia con un francés, temprano residente, como él, de este Montevideo: Jerónimo Eustache, conocido familiarmente como Pistolete. Juntos levantarán la que será la primera o una de las primeras construcciones de importancia que se verán en San Felipe y Santiago: en medio de aquellas chozas de cuero y pieles, que no otra cosa eran las primeras casas de la flamante ciudad, a veces inclusive meras techumbres mal sostenidas, los dos socios edifican un pequeño rancho de adobe - que les fabrica el artillero Juan de Flandes -, y que cuenta con puerta de una hoja y techo de cueros. Casi una mansión de lujo, comparativamente. Y aquel primer negocio montevideano se ve pronto concurrido por los soldados de la guarnición, los faeneros de corambre, del sebo, de la grasa, los hombres de campo y sus peones, que ven en aquella pulpería un aliviante oasis en medio de la absoluta soledad del precario medio al que se habían allegado. Pero no se piense que aquella pulpería era solamente expendio de bebidas. Mas bien se parecía a lo que fueron después en Campaña los "almacenes de ramos generales". Allí se vendía de todo lo imaginable. Se ha conservado un precioso documento para interiorizarnos de usos y modalidades del vivir cotidiano de aquellas gentes: El inventario de los bienes existentes en el establecimiento de Gronardo y Pistolete. Entre la mercadería depositada encontramos pañuelos de seda, medias de lana, casacas de castor forradas de sarga, cuchillos de cabo labrado, platos de postre y medianos, sombreros, espejos, botones de metal con piedras falsas, tijeras grandes, peines de marfil, zapatos de vaqueta, frascos de aguardiente, baules de madera, panes de jabón, frasqueras con frascos, hachas, barriles vacíos, calderas de cobre, tachos grandes de cobre, tinas, ollas de hierro fundido, chocolateras, sartenes de fierro, balanzas, fuentes, asadores, paquetes de tabaco, bolsas de sebo, colchones, frazadas, almohadas, hamacas de algodón, martillos, pasadores de fierro, espuelas de fierro, saleros de cristal, clavos, tablas de canoa, cuadernillos de papel blanco, mazos de hilo de diferentes colores, juegos de cubiertos de plata, y un sinfín de artículos mas que dan la pauta de lo surtido que era aquel primer almacén que tuvimos en San Felipe y Santiago, por iniciativa del patriarca Gronardo.
Tres.
Pero algún "mal de ojo" debía tener aquella pulpería. Apenas transcurren unos meses de fundado Montevideo, y un día el socio Pistolete muere ahogado en el río Santa Lucía; y tan solo pocas semanas después lo sigue el propio capitan Gronardo, víctima de la explosión de un cañon ocurrida a bordo de un navío inglés que el mismo conducía por el río en calidad y en cumplimiento de su tarea de práctico, en enero de 1727. De ese modo, Gronardo vuelve a ganarse una mención en los anales de Montevideo, por un hecho sin duda involuntario: si no fue el muerto inaugural, fue al menos uno de los primerísimos que tuvo nuestra ciudad, a tan poquito tiempo de fundada.
Cuatro.
Pero no terminó allí todavía su notoriedad. A su muerte, la pulpería es tasada en 150patacones fuertes y se la destina a domicilio del cirujano de las tropas, Diego Francisco Mario. Pero tres años mas tarde, ocurre algo capital en la vida de nuestra Ciudad: Zabala estima que ya es hora de que Montevideo tenga sus propias autoridades civiles, y constituye el Primer Cabildo con vecinos afincados. Los designa, los reúne, les dá posesión de sus cargos, pero falta encontrarle sede a la nueva corporación. Millán, en su reparto de solares de la Nochebuena de 1726, había reservado un terreno céntrico para edificar allí, algun día, el Cabildo de la ciudad. Pero cuanto tiempo transcurriría antes de que aquel primer Montevideo casi en total indigencia y pobreza pudiera fabricarse una casa aparente para nuestros regidores? Ante esa incertidumbre, se optó con sensatéz por utilizar lo que existiese en pie. Y la única casa presentable era la ex pulpería de Gronardo. De ella echo mano Zabala para que se realizaran allí las Juntas del Ayuntamiento y Acuerdos Capitulares, hasta tanto no se construyera el edificio definitivo. Y de este modo, por cuarta, y creo que última vez, el Capitán Pedro Gronardo, sin haber jamás realizado un acto saliente o distinguido, vuelve a colocar su nombre a figurar en la memoria de nuestro querido Montevideo, quedando nuevamente y para siempre vinculado a aquellos tempranos días de la fundación.

"Boulevard Sarandí" de Milton Schinca. (Los días de la fundación y la colonia - 1726-1805) Anécdotas, gentes, sucesos del pasado montevideano.

sábado, 28 de agosto de 2010

Esos discos no tan conocidos......

Interesante son estos tres materiales que cuentan con la participación de Cabrera y lamentablemente nunca fueron editados en CD , quien busca en la red tal vez tenga suerte...

Los Caballos Perdidos (Montevideo Sondor 1982)



Esta es una obra colectiva que concentro a importantes artistas como Fernando Cabrera, Jorge Lazaroff, Leo Masliah, Jorge Bonaldi, Eduardo Darnauchans, Victor Cunha, Julio Calcagno, Agustin Carlevaro y Fernando Condon. La constante de esta obra, editada en 1982, es la interpretación por parte de los mencionados artistas de textos del escritor y poeta uruguayo Atilio Duncan Perez da Cunha, mas conocido como Macunaima.
Cabrera es el encargado de abrir el disco con La cancion de los Nos-Otros, allí Cabrera pone su voz y música a un hermoso texto de Macunaima.


La Barraca EN VIVO


Es un registro de grabaciones en vivo en "La Barraca", lugar emblemático de la musica uruguaya, un casette con lo mejor de nuestra musica y con el gran Fernando haciendo Comienza la escuela y El loco, editado por Orfeo 1990


01- Comienza la escuela - Fernando Cabrera
02- A Jose Novoa - Mariana Ingold
03- Como nuestros padres - Las Tres
04- Grafia - Begonia Benedetti
05- Tus abrazos - Jorge Galemire
06- Yulele - Eduardo Mateo
07- Adios a la rama Repique - Rolando Fleitas
08- Carbon y Sal - Las Tres
09- Diarios y periodicos - Mariana Ingold
10- Y todo se fue - Jorge Galemire
11- El Loco - Fernando Cabrera
12- Palomas - Eduardo Mateo


Cabrera & Rosales -Barcelona Sur

El 28 de mayo de 1993 tuvo lugar en Barcelona un recital conjunto del compositor e intérprete uruguayo Fernando Cabrera y Héctor Rosales. Como consecuencia, Cabrera y Rosales prepararon un trabajo que, bajo el título de Barcelona al sur, recopilaba poemas y canciones que se incluyeron en el programa de aquel acto. La cassette aparecería en julio del mismo año. Dicho material fue remasterizado y publicado en formato CD por Montebarna Ediciones en el 2005. (mas info en www.hrosales.com)


Lista de temas
01-Museo (HR)
02-Comienza la Escuela (FC)
03-Lo mismo (HR)
04-Los viajates (FC)
05-"terminará el frensei" (HR)
06-La garra del corazon (FC)
07-Un caracol ya basta (HR)
08-El Posible Lopez (FC)
09-Copiando la lluvia (FC)
10-Insecticida (HR)
11-El tiempo esta despues (FC)
12-Acto de magia (HR)
13-La casa de al lado (FC)
14-Armarios frag 9 (HR)

jueves, 26 de agosto de 2010

El tiempo esta despues-Versiones y videos



El grupo Fika Bom! quien participa en el disco CABREREANDO versionando a Fernando Cabrera
nos deja un video de El tiempo esta despues realizado por la productora Bolivian Surf

Video realizado por la productora Bolivian Surf. Fika Bom!
Pablo "Poly" Manduca - Batería y Percusión
Andrés "Guiño" Mera - Bajo acústico
Rafael "Choco" Hofstadter - Teclados, Glocknespiel y Thereminaitor
Nicolás "Saico" Pizzo - Guitarra Eléctrica
Patricia "Ena" Pizzo - Guitarra Acústica y Voz




Y otra muy linda version a cargo del grup GIRALUNA, ganadores del Grafitti como mejor
album de Musica infantil, mas informacion en http://onggiraluna.blogspot.com/


martes, 24 de agosto de 2010

Que nadie me mida el corazon



Por Ernesto Snajer

Cuando era chico y escuchaba algo que me gustaba, creo que entraba en trance. Empecé a escuchar música de muy chico: es algo con lo que tuvieron mucho que ver mi mamá y mi tía, pero especialmente un abuelo muy melómano, que era colectivero y cuando él volvía de trabajar se ponía con el combinado. Yo lo miraba a escondidas, pero de ahí adquirí el hábito. Luego escuché Sgt Pepper’s y me volvió loco, y a los 11 años ya tenía la colección completa de Los Beatles. Si una canción me gustaba mucho yo entraba en un estado de beatlemanía: de pronto estaba en Liverpool tocando con ellos.

Ahora, por lo general, siempre estoy tratando de recuperar ese sentimiento de cuando alguna canción me transportaba a otro lugar. A mí me pasó que a medida que iba juntando más experiencia como músico, cambió mi manera de escuchar y de relacionarme con la música. Siempre existen cosas para descubrir o redescubrir, pero son pocas las cosas que me conmueven profundamente como al principio. Hoy tengo una escucha más quirúrgica de la música, aunque aquella otra experiencia de mi infancia no se perdió del todo. Sigo buscando. Y eso es lo que me sucedió con “La casa de al lado” de Fernando Cabrera, en especial con la versión de Liliana Herrero.

Conocí esta canción cuando Liliana estaba armando el repertorio de Igual a mi corazón, y me la cantó a capella. Ella arrancó con: “No hay tiempo, no hay horas, no hay reloj” y yo ya estaba otra vez en Sarandí con Pablo Ramos y los pibes, en verano y sin hacer nada. Tardes enteras en cueros, muertos de calor, en patas en la vereda, con el tocadiscos fuerte en la casa de mis abuelos. No nos aburríamos de hacer eso. Ese tema que hizo acordar de aquello. Una de las cosas sensacionales de la letra es que describe algo del barrio, pero aunque puede parecer costumbrista no lo es demasiado: el costumbrismo mucho no me gusta, tiene que tener algo psicodélico en el medio, y esto lo tiene. Es la clase de temas que uno conoce aunque no lo haya escuchado antes, parece que siempre hubiera estado ahí, como “Muchacha”, “Yesterday” o “Lately”, de Stevie Wonder. La melodía es hermosa y los acordes iban sonando en mi cabeza, a pesar de que Liliana cantaba a capella.

Creo que el mérito mayor de Fernando, es que es imposible imaginar otra melodía para esa letra (y viceversa). Son geniales las dos cosas e inseparables. Y es muy lindo cómo llega el estribillo después de las estrofas, parece un desahogo. Me gusta mucho que si bien hay un tono melancólico, no es un bajón. En general no me gustan los temas tristes, y a éste no lo siento exactamente triste. La letra parece decir que, bueno, las cosas eran así; está buenísimo que fueran así pero ya han pasado, y el mejor momento es ahora. “Se pasa el año, se pasa volando”, dice la canción, y el verso me resulta impactante: el momento es ahora, es importante, no hay que dejar que se nos escape. Al menos eso es lo que yo interpreto, lo que me llega.

La manera de Liliana de cantarla es conmovedora, muy profunda y tiene todos los matices posibles. Matías Arriazu en la guitarra y Mariano Cantero en la percusión tocan como los dioses, son dos tipos que juntos se potencian y parecen un grupo más numeroso. También tiene un rol importante en la grabación Marcelo Moguilevsky. Sus frases de clarinete parecen las voces de las personas que vivían en ese universo que pinta Cabrera en la canción, ecos de gente que uno conoció –los vecinos del barrio tal vez– y que no está más.

Pagina 12/radar

lunes, 23 de agosto de 2010

Libertad, la ciudad del interior más visitada por Cabrera en su carrera




Cabrera le cantó nuevamente al público libertense.

Pudo haber sido piloto de automovilismo o historiador, su padre idolatraba a Fangio y se fascinaba con la Fórmula 1, pero su ingreso al conservatorio de música le fue marcando un rumbo que inclinó su adolescencia con nitidez hacia una profesión en la que ha perdurado por tres décadas y a la que ha conducido con destreza por las historias de su vida que se dibujan con claridad en cada una de sus canciones. Fernando Cabrera colmó una vez más la Sala María Búa de la Casa de la Cultura de Libertad en un nuevo esfuerzo cultural de 3PK2 Producciones.
Con celo profesional, el músico estuvo con el tiempo necesario para revisar y ajustar personalmente el audio y dejar todo en orden para el comienzo puntual del espectáculo.

Un centenar de espectadores, mayoritariamente jóvenes, le dieron una vez más la cálida bienvenida a Libertad, “la ciudad del interior en la que más veces me he presentado”, según dijo el propio Cabrera, que comenzó su actuación con el tema Al mismo tiempo con su inconfundible, singular, estilo musical y esa voz privilegiada y cultivada que pasa del susurro íntimo al canto claro y potente con que expresa sus composiciones.

Así fue desarrollando su repertorio, con breves descripciones de los temas, así pasaron algunos que han resistido el paso del tiempo, como La casa de al lado, o Viveza, acompañado tan solo por una simple cajita de fósforos, tal como hiciera en el Luna Park de Buenos Aires cuando la Bersuit lo invitara a subir al escenario en medio de un recital para sorprender a un público que por aquellos años, aún no le conocía.

Cabrera interpretó algunos temas de su último trabajo, “Bardo”, como Críticas o Diseño de Interiores pero también se refirió a su próximo disco, que seguramente aparecerá en septiembre y que por primera vez contendrá exclusivamente versiones de temas de músicos uruguayos en lo que el artista pretende sea un homenaje a los fundadores de la música nacional, como Aníbal Sampayo, Osiris Rodríguez Castillo, Alfredo Zitarrosa entre otros nombres ilustres entre los que también quiso incorporar a sus amigos Eduardo Darnauchans y Pablo Estramín. Así fue que interpretó Si te vas y Morir en la capital en versiones pintadas de su particular estilo y que fueron saludadas por el cerrado aplauso del público. El cierre fue con Dulzura distante, otro de sus éxitos y ante el insistente aplauso de pie de los presentes regresó al escenario para dejar Una hermana muy hermosa.

Luego de la actuación La Semana dialogó con el artista quien dijo que volvió a tener “las sensaciones que he vivido a lo largo de mis distintas presentaciones en Libertad, que es la ciudad del Uruguay, sin ser Montevideo, en la que más me he presentado, he estado dos o tres veces en esta misma sala que la he encontrado remozada y hermosa y también en otros lugares, en boliches, al aire libre”, y agregó que hablaba con sus asistentes antes del espectáculo y les decía que “vengo con mucho gusto a Libertad, encuentro un público que conoce y sigue mi trabajo, siento su afecto y tengo una particular simpatía por esta ciudad”.

De los músicos uruguayos Eduardo Darnauchans fue sin dudas uno de los que más influyó en el desarrollo artístico de Fernando Cabrera, su ausencia física “significa por sobre todo tristeza, algo doloroso de recordar, porque además de ser ambos músicos, fuimos amigos, él era tres años mayor que yo, pero como había empezado su carrera siendo muy joven, a los 18 años ya tenía su primer disco, por lo tanto sus canciones y la estética y su estilo ya lo tenía desde antes, cantaba desde los 15 o 16 años”.

En ese sentido Cabrera dijo que aquel estilo del “Darno”, “tan original, novedoso, tan fuerte, cuando lo conozco ya tenía cierta trayectoria y me ayudó mucho en mis comienzos, lo tomé como una referencia, lo escuchaba por la radio y lo admiraba mucho, y pensaba, al escuchar aquella música extraña que él hacía, si este tipo haciendo esto lo pasan por la radio entonces acá hay una posibilidad, me parecía algo tan extraño y tan jugado y que lograra insertarse en la industria de la música, eso a mis 15 o 16 años me dio mucho ánimo para comenzar mi carrera”.

Cabrera dijo que Darnauchans “me adoptó, tuvimos mucha simpatía, me invitaba a su casa, comenzó a enseñarme cómo manejar el micrófono, cómo enfrentar al público y anduvimos como 20 o 25 años juntos y tuvo el coraje, cuando yo tenía menos de 25 años de darme la responsabilidad de hacerle los arreglos de su cuarto disco, para mí fue una prueba de fuego, luego fuimos compañeros para toda la vida, nos enviábamos cartas cuando aún no había internet, tocamos juntos acá en Libertad, en un parque, fue muy importante en mi carrera y en mi vida”.

El cantante dijo que la inclusión de Darnauchans y Pablo Estramin en su próximo trabajo son excepciones, “porque ellos no pertenecen a la época de los pioneros como Sampayo, son de otra generación posterior, pero quise hacerles a ellos también un homenaje al incluirlos en ese trabajo”.

Cabrera habló también del gran número de músicos importantes que surgen en nuestro país y de la permanencia de muchos con buen suceso. Dijo tener una teoría “casi sociológica al respecto: pienso que el Uruguay fue a lo largo de 100 años un país de una clase media muy extendida, eso posibilitó que la mayoría de las familias pudiera mandar a sus hijos a estudiar distintas disciplinas, eso hizo surgir tantos poetas, escritores, músicos, pintores, eso hoy sigue sucediendo, uno anda por la calle y ve a los chiquilines con sus instrumentos”.

A modo de consejo para los jóvenes dijo: “deben saber que esta profesión no es fácil, es muy difícil mantenerse para vivir del arte, a veces se cae en la ligereza de echarle las culpas al país, sin pensar si la sociedad puede consumir el trabajo de tantos artistas, es difícil mantener no solo el prestigio sino además mantener una casa, una vida en función de una actividad artística”.

Podemos interpretar que para un artista de esta talla, no hay tiempo, no hay hora, no hay reloj, sino un trabajo constante, un permanente aprendizaje que le ha permitido mantenerse vigente por más de tres décadas y continuar experimentando y creciendo, personal y artísticamente.

Por Jorge Gambetta

domingo, 22 de agosto de 2010