jueves, 25 de octubre de 2012

Fernando Cabrera: "Abusé de cantarle a lo perdido"

El cantautor uruguayo Fernando Cabrera, uno de los mayores exponentes de la canción rioplatense, lanza "Intro", un material que reúne su primer libro de poesía y un DVD con un recital registrado en los históricos Estudios Ion de Buenos Aires.


Con 35 años de trayectoria y un arsenal de bellas e inquietantes canciones a cuestas ("El tiempo está después", "Un par", "Viveza"), Cabrera disfruta en el cenit de su carrera de una popularidad inaudita que le permite desde hace unos pocos años vivir de su oficio.
"En la vida de cualquier ser humano llegar a los 55 años es tenebroso, es cuando podés perder el trabajo y si lo perdés nunca más conseguís otro, y a mí me está pasando todo lo contrario, parece que en este último tiempo se abriera mi campo laboral, es un privilegio que me costó mucha paciencia, con muchos altibajos y tristezas", sostiene Cabrera en charla con Télam.
Antes de dar a conocer oficialmente "Intro", este sábado a las 21 en el ND Ateneo (Paraguay 918), Cabrera define a este trabajo como una suerte de carta de presentación de su obra, ya que condensa lo mejor de su música en un formato íntimo (aquí se lo puede ver solo con su guitarra por primera vez) y a la vez expone su faceta de poeta.
En el marco de la entrevista, el cantautor habla sobre su temprano despertar al mundo de la escritura, de su pasión innata por componer canciones y música instrumental y de la felicidad que significa el hecho de poder dedicarse a lo que le gusta.
-¿Siempre escribiste?
-Siempre, aun antes de hacer canciones, primero escribí algún poemita, alrededor de los 12 o 13, y después de eso se me ocurrió empezar a hacer canciones, ponerle música a esos textos.
-¿Cómo identificás un texto que tiene destino de canción?
-Me doy cuenta al rato, recién cuando tengo dos o tres partes o estrofas.
-¿Tiene que ver con la rítmica del texto?
-Sí, por un lado con algo intuitivo, por otro por la temática, y después por la facilidad o dificultad que te pueda ofrecer lo que estás escribiendo para ser musicalizado.
-¿En tu trabajo de escritura volvés sobre los textos?
-Me puedo pasar años escribiendo un poema.
-¿Es algo así como reciclar?
-Es corregir algo que no te conforma y no sabés bien qué es, sentís que no está terminado. Lo agarro tres meses después y capaz que encuentro esa palabra que no cerraba. Capaz que estoy 20 años con un mismo texto y lo mismo me pasa con muchas canciones.
En el próximo disco hay canciones que tardé 25 años en hacerlas. Es como cuando estás haciendo algo y a eso le falta un ladrillo, hasta que no se lo pongas no va a estar terminado. Si no encontrás la salida hay que guardarlos.
-"Intro" es una selección de poemas; ¿tenés más?
-Sí, no quise hacer un libro muy grueso, son los poemas que encontré más redondeados, pero podría ponerme ahora a trabajar y tendría dos libros como este en poco tiempo. Es bueno guardar para el futuro, yo tengo muchas reservas de canciones, músicas y textos. Si yo dejara de componer creo que puedo tirar 20 años más, con todos los bocetos que tengo y sacar 10 discos más.
-Es tu trabajo y tu deseo, todo puesto ahí.
-Es mi trabajo pero yo no lo vivo así, cuando empecé a hacer canciones ni remotamente soñaba con ser un músico profesional; recién a los 21 me propuse vivir de esto. Estoy en la música desde los seis años, para mí es como caminar.
Tengo esa inmensa suerte de poder dedicarme a lo que me gusta; después, pegarla económicamente no existe; la gran mayoría de los músicos tiene que tener otros trabajos, otros oficios, cosa que yo también hice. Mi vida también fue muy sacrificada, de muchos oficios paralelos: fui taxista, profesor de guitarra, atendía tiendas de cosas de tornillos.
-Una vez definiste a la melancolía como una suerte de enfermedad.
-Sí, la melancolía es una exacerbación enfermiza de lo que te pasó en el pasado, algo que lo tenés incorporado que no es favorable, no te da alas para seguir viviendo, más bien que te complica. Es una cosa paralizante; yo abusé de cantarle a lo perdido.
-Es catártico.
-Sí, es cierto, es catártico y sanador, pero no me parece bien quedarte ahí. Hay que mirar para adelante. La tarea de un artista es que te den ganas de vivir, despertar emociones, lograr que el oyente experimente algo fuerte adentro. Perdí muchos años enrollado en lo perdido y eso no es maduro, no es adulto, no podés vivir con heridas, tenés que sanarte y seguir, chau.
Algunos, los que somos más débiles, tardamos mucho más tiempo en cicatrizar. Yo no me llevo el mundo por delante, no soy esos tipos locomotora, nací con poca energía, más flojo, también tengo que luchar con eso.

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