sábado, 8 de diciembre de 2012

FERNANDO CABRERA: “LAS CANCIONES ME ESTÁN EMPUJANDO”

Algunas definiciones no alcanzan. La canción, por ejemplo, no es sólo letra y música: es la sinergia intraducible que se produce entre esos dos elementos. Fernando Cabrera, el gran compositor e intérprete uruguayo, lo sabe mejor que nadie. Hablamos del discípulo de artistas como Eduardo Mateo y Darnauchans que, después de tres décadas construyendo una obra notable sobre la otra orilla, comenzó a resonar como una clave para iniciados en el universo de los cancionistas argentinos.
Sin embargo en una de las mitades de Intro, su flamante lanzamiento, Cabrera elige prescindir de la música. Se trata de un exquisito libro de poemas que Acqua Records editó en nuestro país acompañado por un DVD: el registro del concierto que brindó en los legendarios estudios ION para un puñado de afortunados. Allí, rodeado del cabrerismo más profundo, el artista despliega un decantado de su repertorio y dos versiones muy significativas. Por un lado, un guiño a Mateo con “El tungue le”, acompañado por Kevin Johansen. Luego, hacia el final, una deconstrucción minuciosa de “Muchacha (ojos de papel)”. Un cierre de lujo para Intro, el trabajo que Cabrera se encuentra presentando en el Café Vinilo durante cinco noches consecutivas: 5, 6, 7, 8 y 9 de diciembre.

La tapa de Intro.
La tapa de Intro.

-Tanto desde el formato como desde su contenido, Intro es un hito en tu camino como artista. ¿Qué significa para vos?
-Intro es algo muy especial y extraño en mi trabajo porque significa presentar juntos dos proyectos muy significativos, que tal vez hubiera sacado por separado y con un tiempo de distancia. Pero las cosas se dieron así y ahora lo veo como algo muy contundente. Quien lo tenga va a tener mucho de mí, muchas facetas. Textos que nunca di a conocer y que no son textos de canción sino otro trabajo, otra perspectiva de mi forma de escribir y comunicarme. Y el DVD también es algo novedoso ya que por primera vez grabo despojado de arreglos y orquestaciones, sólo con la guitarra. Esto es algo que mis seguidores venían reclamándome desde hace muchos años.
-¿Te costó exponer la faceta –estrictamente- poética de tu trabajo?
-No, no fue costoso porque estoy acostumbrado a la exposición desde siempre, desde niño. Siempre hay, de todos modos, inseguridades o dudas antes de editar, permanentes correcciones de último momento y nervios. Pero una vez que fue a la imprenta "a llorar to the little room"
-En el terreno de la palabra, ¿qué artistas pueden funcionar como tus referentes? 
-Primero todos los autores de canciones que conocí desde mi infancia, argentinos, uruguayos, brasileros. Luego, más adelante, comencé a leer poesía. Lo primero fue José Hernández y lo segundo el uruguayo Serafín J. García. De ahí en más traté de leer todo lo que pude de la poesía de todas partes: española, brasilera, argentina, etc.
-Intro también incluye el registro de un concierto en los estudios ION. Esos estudios, ¿tenían un lugar especial en tu imaginario? ¿Cómo viviste la grabación? 
-Desde siempre veía esa sigla en infinidad de discos que iba adquiriendo o me prestaban. Cuando entré por primera vez y atravesé sus pasillos repletos de las fotos enmarcadas de todos los músicos que allí habían grabado en las últimas cinco décadas sentí una electricidad que me recorrió el espinazo.
-En aquel concierto como -seguramente- en este ciclo en Vinilo, hacés un decantado de tu repertorio. ¿Qué parte de tu obra privilegias?
-Trato de evitar últimamente las canciones más negras o depresivas -que tengo algunas- y privilegiar las positivas o las que dejan algo armonioso en el oyente. De todos modos, aquel que prefiera las oscuras las puede encontrar buscando en mis discos.
-Por lo que pudo escucharse últimamente, tenés varias canciones nuevas. ¿Qué dirección intuís para un próximo disco?
-El nuevo disco, que saldrá avanzado el 2013, no tiene una dirección ya que cada canción es un mundo particular. Tienen ambientes diferentes. Son 16 y están muy avanzadas ya que por ansiedad comencé a grabarlas mucho antes de lo lógico. Pero es que mi último disco, que tiene dos o tres años, tenía canciones ajenas por primera vez en mi vida, versiones. O sea que hace años que no edito material propio y las canciones me están empujando.

Un día como hoy, pero de 1956, nacía Fernando Cabrera.


miércoles, 5 de diciembre de 2012

Fernando Cabrera: Un camino sin desvíos

 
“No siento que haya elegido ser músico; fue más destino que profesión”, dice Fernando Cabrera, compositor y guitarrista uruguayo que se ha erigido en los últimos años en uno de los referentes de la música rioplatense y que comenzará esta noche y hasta el domingo, siempre a las 21, un ciclo de presentaciones en Vinilo Café, Gorriti 3780, para presentar su libro de poemas Intro , acompañado por un DVD.
“Mi carrera comenzó a los seis años cuando estudiaba guitarra con una profesora de mi cuadra. Un día vino mi madre con un paquete donde había una guitarra, un cuaderno de hojas pentagramadas y un libro de teoría y solfeo, y me dijo que empezaba a estudiar música”, cuenta Cabrera telefónicamente.
Cabrera, nacido en Paso Molino, Montevideo, rememora aquellos años: “¿Quién se iba a oponer a una decisión de su madre?Así que empecé a estudiar y tocar algunas melodías, pero lo verdadero de todo esos años fue que esa profesora me permitió tomarle el gusto a la canción: fue decisivo”, señala este músico, con una historia de casi cuarenta años de escenario y diecisiete discos.
A los 13 años escribió su primera canción y ya no se detuvo. “Cuando comencé fue a raíz de alguna mujercita: escribí unas líneas y después llegó la música”, se ríe. Sus primeros grupos fueron MonTRESvideo y Baldío hasta que, en 1984, inició su carrera como solista. Cabrera habla de lo que era Montevideo en los sesenta. “Había mucha música, mucho arte; el Río de la Plata era un caldero. Artistas que buscaban tener una voz propia: ese entusiasmo era contagioso. En ese mundo crecí”, explicó.
Este artista reúne en su propuesta una musicalidad que se conjuga con sus líricas; su trabajo como letrista se apoya en la fuerza de sus melodías, en sus sonoridades de tonos profundos, intensos, opresivos. Costumbrista en su mirada, este músico que el sábado cumple 56 años, logra una poesía basada en situaciones de vida reseñadas con cierta calidez y una melancolía sin lugares comunes.
Cabrera, que grabó con el legendario músico uruguayo Eduardo Mateo, a mediados de los ochenta, no tiene demasiadas explicaciones para lo que sucede con su música. “Pienso que mi experiencia es un caso al revés: estuve muchos años sin tener ninguna respuesta clara de si mi trabajo gustaba o, al menos, era considerado. Me sentí mucho tiempo ignorado, ninguneado, entonces ahora me siento armado de otra manera como persona y como músico. Quien hoy indague en mi música no va a encontrar un disco y alguna cosa más, va a encontrar mucha música, lo que habla de alguien que hace mucho que está en este camino”, cuenta.
Un camino que hizo sin desvíos y que lo ubican en un lugar de reconocimiento por parte del público. Tras los conciertos de Vinilo lo espera un disco con su grupo en Montevideo que, si bien ya está avanzado, queda música por grabar y así continuar con su propuesta, que tiene más de destino que de profesión.