miércoles, 5 de diciembre de 2012

Fernando Cabrera: Un camino sin desvíos

 
“No siento que haya elegido ser músico; fue más destino que profesión”, dice Fernando Cabrera, compositor y guitarrista uruguayo que se ha erigido en los últimos años en uno de los referentes de la música rioplatense y que comenzará esta noche y hasta el domingo, siempre a las 21, un ciclo de presentaciones en Vinilo Café, Gorriti 3780, para presentar su libro de poemas Intro , acompañado por un DVD.
“Mi carrera comenzó a los seis años cuando estudiaba guitarra con una profesora de mi cuadra. Un día vino mi madre con un paquete donde había una guitarra, un cuaderno de hojas pentagramadas y un libro de teoría y solfeo, y me dijo que empezaba a estudiar música”, cuenta Cabrera telefónicamente.
Cabrera, nacido en Paso Molino, Montevideo, rememora aquellos años: “¿Quién se iba a oponer a una decisión de su madre?Así que empecé a estudiar y tocar algunas melodías, pero lo verdadero de todo esos años fue que esa profesora me permitió tomarle el gusto a la canción: fue decisivo”, señala este músico, con una historia de casi cuarenta años de escenario y diecisiete discos.
A los 13 años escribió su primera canción y ya no se detuvo. “Cuando comencé fue a raíz de alguna mujercita: escribí unas líneas y después llegó la música”, se ríe. Sus primeros grupos fueron MonTRESvideo y Baldío hasta que, en 1984, inició su carrera como solista. Cabrera habla de lo que era Montevideo en los sesenta. “Había mucha música, mucho arte; el Río de la Plata era un caldero. Artistas que buscaban tener una voz propia: ese entusiasmo era contagioso. En ese mundo crecí”, explicó.
Este artista reúne en su propuesta una musicalidad que se conjuga con sus líricas; su trabajo como letrista se apoya en la fuerza de sus melodías, en sus sonoridades de tonos profundos, intensos, opresivos. Costumbrista en su mirada, este músico que el sábado cumple 56 años, logra una poesía basada en situaciones de vida reseñadas con cierta calidez y una melancolía sin lugares comunes.
Cabrera, que grabó con el legendario músico uruguayo Eduardo Mateo, a mediados de los ochenta, no tiene demasiadas explicaciones para lo que sucede con su música. “Pienso que mi experiencia es un caso al revés: estuve muchos años sin tener ninguna respuesta clara de si mi trabajo gustaba o, al menos, era considerado. Me sentí mucho tiempo ignorado, ninguneado, entonces ahora me siento armado de otra manera como persona y como músico. Quien hoy indague en mi música no va a encontrar un disco y alguna cosa más, va a encontrar mucha música, lo que habla de alguien que hace mucho que está en este camino”, cuenta.
Un camino que hizo sin desvíos y que lo ubican en un lugar de reconocimiento por parte del público. Tras los conciertos de Vinilo lo espera un disco con su grupo en Montevideo que, si bien ya está avanzado, queda música por grabar y así continuar con su propuesta, que tiene más de destino que de profesión.

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