sábado, 30 de octubre de 2010

"Son temas que siento como propios"



Acaba de lanzar su último disco de estudio, "Canciones propias" (Ayuí, 2010), en el que registró, por primera vez en su extensa carrera, una selección de títulos clásicos del cancionero popular uruguayo. Y los próximos 5 y 6 de noviembre, 21.30, presentará este nuevo material en Lindolfo junto a su banda.

Su posición ante este nuevo proyecto no tiene dobleces: "no creo estar haciendo un trabajo de rescate, de arqueología, o de homenaje a cosas del pasado que tengo la pretensión de traerlas al presente, para nuevos públicos". Son, agrega, canciones que siente como propias y parte fundamental de su historia de vida. Y allí están Aníbal Sampayo, Alfredo Zitarrosa, Eduardo Darnauchans, Eduardo Mateo, Osiris Rodríguez Castillo, Rubén Rada, Dino, Pablo Estramín. "Artistas criollos y urbanos", subraya, que no han perdido su vigencia ni son tan antiguos: forman parte del entramado simbólico que hace al presente. Por otro lado, un proyecto así "es algo que nunca hice: tomar canciones de otros y transformarlas... intervenirlas... un proceso de desarmar para volver a armar". La suma de estas variables (de pensamiento y arte) dan como resultado, entonces, Canciones propias. Un disco muy personal, muy Cabrera, que también fue, en su proceso de gestación, una experiencia innovadora en la concepción arreglística, interpetativa, y en el proceso (muy breve) de grabación.


-¿Cómo surgió el título (Canciones propias) de este disco, el primero de su discografía que está dedicado a revisitar a otros compositores?

-Porque siento así estas canciones. Muchas de ellas están conmigo desde los seis años, del tiempo con mi profesora de guitarra, el coro de la escuela. Gurí pescador, Río de los pájaros, Recordándote de Zitarrosa. Tampoco me parece una idea demasiado brillante. Es un juego de palabras. Pero es muy certero. Son temas que uno se los apropia, interviene, desarma y vuelve armar. Es un poco eso. Parafraseando a Liliana Herrero, que tiene una amplia formación filosófica, fue deconstruir para volver a construir. Cuando ella agarra autores argentinos los desarma y los reconstruye. Esa es un poco la actitud de este disco mío. También es un chiste: es el primer disco mío que no tiene canciones mías.

-Era el título cantado...

-No tuve que pensarlo mucho. Fue como el único título que se me podía haber ocurrido. No me imagino otro.

-¿Quedaron muchas canciones fuera de la lista final?

-Sí, muchísimas. Podría hacer diez discos de estos. Si elegía a El Sabalero, ¿cuántos tendría que hacer? Y con Zitarrosa, Marquitos Velásquez, Mateo, Dino, Darnauchans, Rada, lo mismo. Con los repertorios de cada uno de estos artistas se podría hacer un disco.

-Entonces, ¿qué variables pesaron en el proceso de selección?

-Las que están fueron elegidas en función de lo cómodo que me quedaban para la voz, la cercanía afectiva. Son canciones que me permitían encarar un arreglo, que me motivaban por la melodía, la estructura de acordes. Eso me generaba algo interesante, una novedad. No es que haya habido una elección basada en algún tipo de pauta, no sé… Son canciones que vengo tocando hace muchísimos años. Fueron elegidas porque me facilitaban una manera personal de hacerlas. Y ahí está la cuestión de siempre: el de la versión.

-El dilema: ¿la versión es el derivado de un original o es una nueva existencia de esa canción?

-Ojalá pase eso último acá. Yo no lo había pensado así, pero me parece bárbaro que así sea. Es como si la canción naciera de nuevo.

-Quizás a la canción (o al "original") habría que (re) pensarlo como una forma que está más allá de las notas que suenan en una realización puntual...

-De hecho, para el mismo autor, a veces, hay otras versiones, variantes, existencias de una misma canción. A mí me pasa con mis canciones y sé que le pasa a mucha gente. Incluso algunos las vuelven a grabar con otro enfoque. Por ejemplo, han pasado quince años y uno es otro, diferente. Gardel regrababa las canciones con otras guitarras, con otros arreglos.

-Además del tango, el jazz puede ser otro caso a considerar.

-Justamente,creo que este disco tiene un encare jazzístico. Y esto lo digo con cierto cuidado porque no siempre puede ser bien interpretado. Por lo que agrego: no estoy haciendo jazz. No hay el menor vínculo con la música afro norteamericana en Canciones propias. Ahora, la actitud mía y la de los músicos al hacerlo fue la misma del jazzista que toma un estándar, un viejo clásico, una canción del pasado, y la hace a su modo, con buenas dosis de improvisación y otras con estructuras predefinidas antes de tocarlas; y a cada canción se le dio otro fraseo, otra manera de cantar. Allí creo que hay una influencia del jazz que no es visible, musical, sino de actitud. Es algo que también pasa con otro género contemporáneo que es el rock.

-Otro género al que ha tomado como fuente en varios discos anteriores.

-Sí. En algunos casos, y no sólo en este disco, he tomado características, enfoques, puntos de vista, del rock. Lo que tampoco quiere decir que esté repitiendo o materializando, a mi manera, elementos concretos de ese lenguaje. Es la actitud mental. Una de las cosas que tiene el rock -y es algo, me da la impresión, que los roqueros uruguayos no se dieron cuenta todavía- es que celebra, investiga, profundiza, en sus raíces culturales. Y acá, a veces, los roqueros vuelven sobre las raíces de Estados Unidos. Allá, los roqueros investigan su folklore. A esa lección del se ve que muchos faltaron acá: toman todo del rock, menos eso. Yo reivindico esto otro: tomar de otras culturas, de otros géneros, el enfoque y no los materiales concretos.

- Volviendo a Canciones propias, ¿qué músicos participaron en la grabación?

-Trabajé con los músicos que integran mi banda desde hace tiempo, más el agregado de uno. Ahí están Federico Righi en bajo, Ricardo Gómez en batería, más Herman Klang en teclados, que se integró al grupo hace poco tiempo. Compositor, pianista, arreglador. Se integró muy rápidamente al funcionamiento que nosotros traíamos como trío desde hace casi quince años o más. Ya está tocando con nosotros desde hace algún tiempo, pero éste es el primer disco con él.

-¿Cómo fue el trabajo en el estudio?

-El disco se puede decir que fue grabado casi en vivo. Por suerte conocimos un estudio, que se llama Oasis, por recomendación de Óscar Pessano, que estuvo encargado de toda la previa, investigar dónde grabar. Ese estudio tiene una sala espectacular, con una acústica natural increíble, que nos permitió trabajar con todo el cuarteto a la vez y con gran comodidad, todos pudiéndonos mirar. Y tocamos en vivo como si fuera un recital. Yo grababa unas voces guía mientras tocábamos. Hacíamos cada tema varias veces hasta quedar conformes. Inmediatamente que la elegíamos, los muchachos se iban a la cabina de control, y yo ponía la voz definitiva. Hacía tres tomas de cada canción, una detrás de la otra. Eso está bueno porque conservás el espíritu de la interpretación. Después se guardaban las tomas y pasábamos al siguiente tema, y repetíamos el procedimiento. Así, en tres o cuatro días, afuera y el disco estaba pronto.

-Un cambio importante respecto a sus discos anteriores.

-Claro, no era aquello de primero la batería, otro día las guitarras, después los coros y pasabas meses trabajando. Así grabé toda mi vida, y me gusta. Grabar unas pistas, irte para tu casa varios días, y pensar qué le agregás, volver al estudio y hacer otras tomas. Es muy enriquecedor. Pero acá, por el material que era estaba bueno hacer el experimento: sacar ese clima que hay cuando están todos juntos. El empaste que se logra es acústico pero también (y sobre todo) psicológico.

-¿Se siente conforme con el resultado de este proyecto?

-El resultado fue buenísimo, tanto en lo instrumental como en mi participación vocal. Me sentí muy cómodo. Estaba cantando casi dentro de la misma toma de los instrumentos. Cantaba con la emoción de estar en vivo, con el público delante. Eso generó varios momentos muy fuertes, emotivos, entre los cuatro músicos y que no se dan usualmente en otras formas de grabar. Fue la grabación más emotiva de mi vida. El disco lo hicimos a flor de piel.
"Canciones propias" a futuro

Con el flamante disco ya en la calle, y tras las dos presentaciones en la sala de Lindolfo (el viernes 5 y sábado 6 de noviembre), los planes de Cabrera no saturan la agenda. "Esto en Lindolfo es algo inicial que hacemos. El fin de año es un momento muy cargado, abarrotado de eventos, por lo que prefiero dejar pasar unos meses, luego el verano. El año que viene vamos a hacer varias actuaciones en el Interior y una más grande, contundente en Montevideo. Así que hacemos esto ahora, una especie de aviso de que el disco ya está en la calle". Lo que sí está marcado con rojo en su agenda son las canciones nuevas. "Tengo apuro de hacer un disco con mis canciones. Se me han acumulado un montón de canciones en estos últimos años, te diría que más de cien y pico. Claro, eso te empuja, te pone en alerta. Pero todavía tenemos que terminar esta etapa y después comenzaremos la próxima". "Canciones propias" recién ha salido del horno; y "es un material que siento como muy mío". Además de las canciones, agrega, "el arte gráfico va a estar muy bueno, que es de "Maca" (el poeta y artista plástico Gustavo Wojciechowski), que incluye el diseño original para esta edición de una tipografía, y la ilustración de tapa es del dibujante Fermín Hontou (Ombú). Dos amigazos míos también". Esa ilustración de Ombú "son tres niños, tres adolescentes, que están sentados en la calle, en el cordón de la vereda". Y a ello se suman las "fotos de Magela Ferrero, tomadas durante la grabación, y un librillo muy completo, con un perfil casi musicológico, que trae las letras de cada canción y al lado una ficha biográfica completa de cada autor, que fue elaborado por Rubén Olivera"

El pais digital

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy lindo el disco, lo compre ayer y la verdad muy pero muy interesante las versiones que Cabrera hace.

Anónimo dijo...

hay edición argentina? o lo van a importar?